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Mensaje del Día Mundial del Teatro 2017. Instituto Internacional del Teatro. Organización Mundial de las Artes Escénicas

Viernes, 24 Marzo, 2017

Instituto Internacional del Teatro ITI
Organización Mundial de las Artes Escénicas
Mensaje del Día Mundial del Teatro 2017
Isabelle Huppert, Francia


Bueno, pues aquí estamos otra vez. Reunidos nuevamente en primavera, 55 años después de nuestra reunión inaugural, para celebrar el Día Mundial del Teatro. Tan solo un día, 24 horas, es lo que se dedica a conmemorar el teatro alrededor del mundo. Y aquí estamos en París, primera ciudad del mundo en cuanto a los grupos de teatro que atrae, para venerar el arte del teatro.

París es una ciudad del mundo, idónea para acoger las tradiciones teatrales del planeta en un día de celebración; desde aquí, en la capital francesa podemos transportarnos a Japón al experimentar el teatro Noh y Bunraku, trazar una línea desde aquí a formas de pensar y expresiones tan diversas como la Ópera de Pekín y el Kathakali; el escenario nos permite permanecer suspendidos entre Grecia y Escandinavia mientras nos dejamos arropar por Esquilo e Ibsen, Sófocles y Strindberg; nos permite ir y venir entre Gran Bretaña e Italia mientras resonamos con Sarah Kane y Pirandello. En el espacio de estas veinticuatro horas podemos vernos transportados de Francia a Rusia, de Racine y Molière a Chejov; incluso podemos atravesar el Atlántico siguiendo un impulso de la inspiración para trabajar en un campus en California, ayudando a algún o alguna joven estudiante de allí a abrirse camino en el mundo del teatro.

De hecho, el teatro tiene una vida tan palpitante que desafía el tiempo y el espacio; sus obras más contemporáneas se nutren de los logros alcanzados en siglos pasados, e incluso los repertorios más clásicos cobran modernidad y vitalidad cada vez que se interpretan de nuevo. El teatro renace siempre de sus cenizas, despojándose solo de sus convenciones anteriores para manifestarse a través sus nuevos y modernos formatos; es así como se mantiene vivo.

Así pues, el Día Mundial del Teatro no es, evidentemente, una fecha cualquiera que podamos dejar perderse en una continua sucesión de días. Es un día que nos permite acceder a un inmenso continuo espacio-temporal a través de la inmensa majestad del canon teatral mundial. Para poder conceptualizar esta idea, permitidme que cite a un dramaturgo francés, tan brillante como discreto, Jean Tardieu. Al pensar en el espacio, Tardieu dice que lo sensato es preguntar "¿cuál es el camino más largo entre uno y otro?"... Para el tiempo, nos sugiere medir, "en décimas de segundo, el tiempo que se tarda en pronunciar la palabra 'eternidad'"... Respecto al espaciotiempo, sin embargo, nos dice: "antes de quedarte dormido, fija tu mente en dos puntos del espacio, y calcula el tiempo que se tarda, en un sueño, en ir de uno a otro". Son las palabras en un sueño las que siempre han quedado fijadas en mi mente. Es como si Tardieu y Bob Wilson se hubieran encontrado. También podemos resumir la singularidad temporal del Día Mundial del Teatro citando las palabras de Samuel Beckett, que hace decir, en su estilo expeditivo, a su personaje Winnie: "Oh que bonito día habrá sido". Al pensar en este mensaje, que me siento honrada de haber sido elegida para escribir, recordé todos los sueños de todas esas escenas. Por ello, bien podría decirse que no he acudido sola a esta sala de la UNESCO; cada uno de los personajes que he interpretado en toda mi vida se encuentra hoy aquí conmigo, papeles que aparentemente se desvanecen cuando cae el telón, pero que han conformado una suerte de vida subterránea en mi interior, esperando a ayudar o a destruir los papeles que vengan a continuación; Fedra, Araminte, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche DuBois... Asimismo me complementan, a día de hoy, todos los personajes que he amado y aplaudido como espectadora. Y es por ello que pertenezco al mundo entero. Soy griega, africana, siria, veneciana, rusa, brasileña, persa, romana, japonesa, neoyorquina, marsellesa, filipina, argentina, noruega, coreana, alemana, austriaca, inglesa, una auténtica ciudadana del mundo, en virtud de la amalgama de personas que residen en mi interior. Porque es aquí, en el escenario y en el teatro, donde encontramos la auténtica globalización.

En el Día Internacional del Teatro de 1964, Laurence Olivier anunció que, tras más de un siglo de luchar por ello, acababa de crearse un Teatro Nacional en el Reino Unido, que él quería transformar inmediatamente en un teatro internacional, al menos en cuanto a su repertorio. Sabía bien que Shakespeare pertenecía al mundo entero.

En mis estudios previos para escribir este mensaje, me alegré de saber que el mensaje inaugural del Día Mundial del Teatro en 1962 le fue confiado a Jean Cocteau, un candidato idóneo por su autoría del libro 'Vuelta al Mundo en 80 Días (Mi Primer Viaje)'. Esto me hizo darme cuenta de que yo he dado la vuelta al mundo de manera diferente. Lo he hecho en 80 espectáculos o en 80 películas. E incluyo en esto las películas porque yo no hago diferencias entre representar una obra teatral y representar una película, que es algo que me sorprende cada vez que lo digo, pero
es verdad, es así, no veo diferencia alguna entre las dos cosas.

Cuando hablo aquí no soy yo misma, no soy una actriz, tan solo soy una de las muchas personas que el teatro utiliza como conducto para existir, y es mi deber ser receptiva a este hecho, o dicho de otro modo, nosotros no hacemos existir al teatro. Más bien es gracias al teatro que nosotros existimos. El teatro es muy fuerte. Resiste y sobrevive a todo, las guerras, la censura, la penuria.

Baste decir que "el escenario es una escena desnuda de un tiempo indeterminado": todo lo que precisa es un actor. O una actriz. ¿Qué van a hacer? ¿Qué van a decir? ¿Hablarán? El público espera, y lo sabrá, porque sin público no hay teatro, no olvidéis nunca esto. Una sola persona ya es un público. ¡Pero esperemos que no haya demasiadas localidades vacías! Las producciones de Ionesco siempre llenan las salas, y él representa este valor artístico con gran candidez y belleza poniendo, al final de una de sus obras, en labios de una anciana las palabras: "Sí, sí, morir en plena gloria. Muramos para entrar en la leyenda... al menos tendremos nuestra calle...".

El Día Mundial del Teatro existe desde hace 55 años. En 55 años, soy la octava mujer invitada a pronunciar un mensaje, si es que a esto se le puede llamar un 'mensaje', claro está. Mis predecesores (¡ay, cómo se impone el género masculino de la especie humana!) hablaron del teatro de la imaginación, de la libertad y de la originalidad para evocar la belleza, el multiculturalismo y formular preguntas incontestables. En 2013, hace tan solo cuatro años, Darío Fo dijo: "La única solución a la crisis reside en la esperanza de la gran caza de brujas contra nosotros: de esta forma emergerá una nueva diáspora de actores, quienes indudablemente sabrán derivar a partir de esta represión beneficios inimaginables al encontrar una nueva forma de representación". Beneficios Inimaginables – parece una bonita formula, digna de ser incluida
en cualquier discurso político, ¿no les parece?...

Encontrándome como me encuentro en París, a pocas semanas de unas elecciones presidenciales, quisiera sugerir que aquellos que parecen ansiar gobernarnos sean conscientes de los beneficios inimaginables que trae consigo el teatro. Pero también quiero remarcar: ¡nada de caza de brujas!

El teatro para mí representa al otro, es diálogo, y es la ausencia de odio. 'Amistad entre las gentes; bueno, yo no sé muy bien lo que esto significa, pero yo creo en la comunidad, en amistad entre espectadores y actores, en la unión duradera entre las gentes a quienes une el teatro: traductores, educadores, diseñadores de vestuario, artistas escénicos, académicos, practicantes y público. El teatro nos protege, nos cobija... yo pienso que el teatro nos ama... tanto como nosotros lo amamos a él... Recuerdo a un anticuado director de escena para quien trabaje, que antes de que se levantara el telón cada noche solía gritar, con voz firme y potente: ¡Abrid paso al teatro!' Y esas serán mis últimas palabras esta noche.

Gracias.

 

ITI Antzerkiaren Nazioarteko Institutua
Arte Eszenikoen Mundu Erakundea
2017ko Antzerkiaren Nazioarteko Eguneko mezua
Isabelle Huppert, Frantzia

Bueno, bada, hemen gaude berriro. Berriz ere udaberrian elkartuta, inaugurazio bilera egin eta 55 urte geroago, Antzerkiaren Nazioarteko Eguna ospatzeko. Egun bat besterik ez, 24 ordu; hori da antzerkiaren oroitzapena egiteari munduan eskaintzen zaiona. Eta hemen gaude, Parisen, erakartzen dituen antzerki taldeei dagokienez, munduko lehen hirian, antzertia gurtzeko.

Paris munduko hiri bat da, egokia planetako antzerki tradizioak hartzeko ospakizun egun batean. Hemendik, Frantziako hiriburuan, geure burua Japoniaraino eraman dezakegu Noh eta Bunraku antzerkia esperimentatzean; lerro bat trazatu ahal dugu pentsatzeko askotariko moduetara eta adierazpideetara, besteak beste, Pekingo Operara eta Kathakalira; agertokiak aukera ematen digu esekita egoteko Grezia eta Eskandinavia artean, Eskilori eta Ibseni, Sofoklesi eta Strindbergi geure burua babesten uzten diegun bitartean; Britainia Handia eta Italia artean joan-etorria egiteko aukera ematen digu Sarah Kane eta Pirandelloren oihartzuna dugun bitartean. 24 orduko tarte honetan, geure burua Frantziatik Errusiara eramanda ikus dezakegu, Racine eta Moliérerengandik Txekhovengana; are gehiago, Ozeano Atlantikoa igaro dezakegu, Kaliforniako campus batean lan egiteko inspirazioaren bulkada bati jarraituta, hango ikasle gazteren bati lagunduta bidea urratzen antzerkiaren arloan.

Egiatan, antzerkiaren bizitza hain da interes handikoa, ezen aurre egiten baitio denborari eta espazioari. Lan garaikideenak aurreko mendeetan erdietsitako lorpenez elikatzen dira, eta, are gehiago, errepertorio klasikoenek modernotasuna eta bizitasuna hartzen dute, berriro antzezten diren bakoitzean. Antzerkia bere errautsetatik berpizten da berriz, soil-soilik aurreko egiuneez biluztuta, formatu berri eta modernoen bidez azaltzeko. Hala eusten dio bizirik bere buruari.

Horrenbestez, Antzerkiaren Nazioarteko Eguna ez da, bistan denez, egunen segida jarraitu batean galtzen utz dezakegun egun arrunt bat. Munduko antzerki kanonaren berealdiko maiestatearen bidez denbora-espazio kontinuum handi batean sartzeko bidea ematen digun eguna da. Ideia hori kontzeptualizatu ahal izateko, utz iezadazue frantziar antzerkigile bat aipatzen, bikaina eta diskretua era berean, Jean Tardieu.
Espazioan pentsatzean, Tardieuk esaten du zentzuzko dela ondoko galdera egitea: "Zein da bataren eta bestearen arteko bide luzeena?"... Denboraren kasuan, iradokitzen du "segundo hamarrenetan neurtzeko 'betikotasun' hitza esateko behar den denbora"... Espazio-denborari dagokionez, berriz, ondokoa esaten du: "Lo gelditu aurretik, finkatu zure burua espazioko bi tokitan eta kalkulatu, amets batean, batetik bestera joateko behar den denbora". Amets batean hitzak dira nire buruan finkatuta gelditu direnak beti. Tardieu eta Bob Wilson batera gertatu izan balira bezala da. Era berean, Antzerkiaren Nazioarteko Egunaren denbora singulartasuna laburtu dezakegu Samuel Becketten hitz batzuk aipatuta, bere zirt edo zarteko estiloan, bere pertsonaia Winnieri esanarazi zizkionak: "O, zeinen egun ederra izango zen". Mezu honetan pentsatzean –idazteko hautatu izanagatik harro sentiarazten nauena–, eszena horietako amets guztiak ekarri nituen gogora. Hori dela-eta, esan ahal izango litzateke ez naizela bakarrik etorri Unesco etxearen areto honetara. Izan ere, bizitza osoan antzeztu izan dudan pertsonaietako bakoitza gaur nirekin baitago hemen; itxura batean oihala jaisten denean barreiatzen diren rolak, baina nire barnean lurpeko bizitza mota bat eratu dutenak, jarraian etorriko diren rolei laguntzeko edo haiek suntsitzeko zain; Fedra, Araminte, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche DuBois... Halaber, egun, ikusle gisa maitatu eta txalotu ditudan pertsonaia guztiak nire osagarri dira. Eta horregatik mundu osokoa naiz. Greziarra, afrikarra, siriarra, veneziarra, errusiarra, brasildarra, pertsiarra, erromatarra, japoniarra, newyorktarra, marseillarra, filipinarra, argentinarra, norvegiarra, korearra, alemaniarra, austriarra, ingelesa naiz, munduko benetako herritarra, nire barnean bizi diren pertsonen nahasketaren kariaz. Izan ere, hemen, agertokian eta antzerkian, aurkitzen dugu egiazko globalizazioa.

1964ko Antzerkiaren Nazioarteko Egunean, Laurence Olivierrek adierazi zuen, haren aldeko borrokan mende bat baino gehiago igaro eta gero, Antzoki Nazionala sortu berri zutela Londresen, berak berehala nazioarteko antzoki bihurtu nahi zuena, gutxienez errepertorioari zegokionez. Ongi asko zekien Shakespeare mundu osokoa zela.

Mezu hau idazteko aurretik egin ditudan azterlanetan, 1962ko Antzerkiaren Nazioarteko Eguneko inaugurazio mezua Jean Cocteauren gomendio utzi zela jakiteak poztu egin ninduen. Hautagai egokia zen, 'Tour du monde en 80 jours - Mon premier voyage' liburuaren egilea baitzen. Horrek eraman ninduen pentsatzera nik munduari itzulia egin diodala beste modu batean. 80 ikuskizunetan edo 80 filmetan egin dut. Eta horretan barnean hartu ditut filmak, nik ez baitut bereizketarik egiten antzezlan bat antzeztearen eta film bat antzeztearen artean. Eta esaten dudan bakoitzean harritu egiten nau, baina egia da, hala da, ez dut inolako desberdintasunik ikusten bi gauza horien artean.

Eta hemen hitz egiten dudanean ez naiz ni neu, ez naiz aktorea, antzerkiak existitu ahal izateko baliatzen duen pertsona ugarietako bat baino ez naiz, eta nire betebeharra da irekia izatea alde horretatik, edo bestela esanda, guk ez dugu egiten antzerkia existitzea. Aitzitik, antzerkiari esker existitzen gara gu. Antzerkia oso indartsua da. Denari aurre egiten dio, gerrei, zentsurari, urritasun eta lazeriari.

Nahikoa da esatea "agertokia denbora zehaztugabe bateko eszena biluzi bat" dela: behar duen guztia aktore bat da, gizona edo emakumea. Zer egin behar dute? Zer esan behar dute? Hitz egingo dute? Ikus-entzuleak zain daude, eta jakingo dute, ikusentzulerik gabe ez baitago antzerkirik. Ez ahaztu hori inoiz. Pertsona bakar bat publikoa da. Baina espero dezagun ez egotea toki gehiegi hutsik! Ionescoren produkzioek aretoak betetzen dituzte beti eta berak balio artistiko hori xalotasun eta edertasun handiarekin adierazten du, bere lanetako baten amaieran, andre zahar baten ahoan hitz hauek jarrita: "Bai, bai, ospe betean hiltzea. Hil gaitezen legenda bihurtzeko... gutxienez gure kalea izango dugu...".

Antzerkiaren Nazioarteko Eguna duela 55 urte egiten da. 55 urte hauetan, mezua egitera gonbidatu duten zortzigarren emakumea naiz, honi 'mezu' esan badakioke, jakina. Nire aurretikoek (ai, nola inposatzen den giza espeziearen genero maskulinoa!) irudimenaren antzerkiaz, askatasunaz eta originaltasunaz hitz egin zuten edertasuna, kultura aniztasuna, gogora ekartzeko eta ezin eztabaidatuzko galderak egiteko. 2013an, duela lau urte besterik ez, Dario Fok hau esan zuen: "Krisiaren konponbide bakarra gure kontrako sorgin ehiza handiaren itxaropenean dago: modu horretan, aktoreen diaspora berri bat azaleratuko da, eta haiek, zalantzarik gabe, jakingo dute errepresio horretarik ezin imajinatuzko onurak eratortzen adierazteko modu berri bat aurkitzean". Ezin imajinatuzko onurak – formula ederra dirudi, zeinahi gogoetabide politikotan sartzeko modukoa, ez zaizue iruditzen?...

Parisen nagoenez, lehendakaritzarako hauteskundeetarako aste gutxi gelditzen diren honetan, gu gobernatzea irrikatzen dutela diruditen haiei iradoki nahi diet antzerkiak berekin ekartzen dituen ezin imajinatuzko onurez ohartzeko. Baina, era berean, hau nabarmendu nahi dut: sorgin ehizarik ez!

Antzerkiak, nire ustez, bestea irudikatzen du, elkarrizketa da, eta gorroto eza da. 'Pertsonen arteko adiskidetasuna'. Bueno, ez dakit oso ongi horrek zer esan nahi duen, baina komunitatean sinesten dut, ikus-entzuleen eta aktoreen arteko adiskidantzan, antzerkiak lotzen dituen pertsonen arteko batasun iraunkorrean: itzultzaileak, hezitzaileak, jantzien diseinatzaileak, artista eszenikoak, praktikatzaileak eta publikoa. Antzerkiak babestu egiten gaitu, abaroa ematen digu... Nire ustez, antzerkiak maite gaitu... guk bera maite dugun adina...

Gogoan dut eszena-zuzendari zaharkitu bat (harentzat lan egin nuen), oihala altxatu aurretik, gauero, hau oihukatzen zuena, ahots irmo eta ozenarekin: 'Egin bidea antzerkiari!' Eta horiek izango dira nire azken hitzak gaur gauean. 

Mila esker.

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